viernes, 6 de noviembre de 2009

Con o Sin TV?: Menudo Dilema

Hoy me he dado cuenta que es posible que haya sido un error no escuchar a aquellos que aconsejan no dejar ver televisión a los pequeños (incluyendo a mi marido, Mr. Maury). He notado últimamente que Mijita toma agua todo el día (literalmente), y no quiere comer, y eso no se lo he enseñado yo. Tal vez, en lugar de preocuparme debería seguir su ejemplo, otro gallo nos cantaría en los veranitos. Mi política ha sido medirle el consumo de televisión, y supervisar la calidad de los contenidos, enfocándome casi exclusivamente en TV educativa o pública. En Estados Unidos (desconozco si es asi en otros paises), los Medios Públicos, reciben importantes apoyos económicos, mayormente del ciudadano común y de organizaciones sin fines de lucro, así como de filántropos. Esto ayuda a que los medios públicos, generen y promuevan contenidos de calidad, y las noticias se produzcan “sin tendencias” (dentro de lo humanamente posible, porque está mas que claro que no hay medio perfecto, eso lo sabemos de sobra). No obstante la supuesta prolijidad con la que he tratado de educar a un “ser” sin “actitudes consumistas”, a la sujetita en cuestión le importa un bledo, reconoce perfectamente a personajes que su madre considera estupidos y poco originales. No mencionaré nombres ni marcas para evitar cualquier demanda, pero baste decir que mijita me detiene en el supermercado para que le compre una “esponja que habla”, o para que la deje llevarse a casa la muñeca más cabezona del planeta (pista: es bilingüe y su mejor amigo es un mono). ¿Cómo se ha infiltrado el enemigo en mi casa? ¿Cómo no pude evitarlo? Ya se que habrá puristas por ahí, queriendome gritar: “tira la televisión a la basura”. Pero sería una hipócrita al hacerlo, porque mi relación de amor y odio con los medios es tan fuerte, que estaría cometiendo casi un sacrilegio, esa es la gran incongruencia de muchos de nuestra generación (aquí me incluyo al 100%): queremos mejorar al planeta, pero no queremos perdernos de nada. Así que mi gran pregunta filosófica del día es: ¿Qué tanto es tantito? Entre nuestros amigos puedo encontrar todos los matices y extremos a los que se puede hacer uno en este tema de la tele. Unos de plano No tienen televisor en su casa, y no viven atormentados por que sus hijos no estén al día con las tendencias de los niñetes de hoy, todo lo contrario, sus hijos de 11 y 8 años tocan el piano, leen en tres idiomas, se la pasan regiamente con sus padres cuando están en casa. Otra amiga argumenta que el único momento en el que puede descansar y/o hacer algo más que cuidar que su infante no se meta en problemas con alguna travesura, es cuando lo pone frente al televisor a ver dibujos animados, es su “media hora de sanidad”, dice. La entiendo perfectamente. La cuestión es tener la certeza de que en este caso quepa la connotada expresión: Todo con Medida; y si es que no aplica, saberlo antes de meter la pata y echarse uno encima la maldición del “adolescente enfurecido”, por ese pequeño error de padre primerizo. Hace un par de años, la revista canadiense Adbusters ), publicó un experimento que consistía en un abecedario. Lo notable de este ABC era que cada letra correspondía a la tipografía o logotipo de una marca distinta. En este momento, me trago mi orgullo para admitir ante ustedes que pasé el experimento con mención honorífica: no me faltó reconocer una sola marca. ¿En verdad soy tan inteligente, o es que la publicidad que nos meten los medios, sin que lo solicitemos, tiene tanto efecto? No lo sé, pero también puedo cantar todas las estrofas de un jingle de una publicidad de los años 70’s sin equivocarme en una sola nota. Hace fácilmente 30 años, que no he vuelto a ver esa publicidad.

jueves, 15 de octubre de 2009

La Bitacora de la Vecina

Tengo una vecina a la que veo ocasionalmente. Su bebé es un par de meses menor que mijita y tanto la madre como el hijo son realmente adorables. La cuestión es que cada vez que nos vemos, padezco de un terrible caso de déjà vu, porque el encuentro siempre se desarrolla bajo el mismo formato y contenido: invariablemente al inicio o final de su caminata diaria con el bebé cargado al pecho con ayuda de algún sofisticado mecanismo, de esos que ahora están tan de moda, entre las madres de la farándula. Y el contenido de la conversación, al que más bien calificaría de monologo, donde mi participación se limita al saludo inicial “ ¿cómo están?”, y a una serie de interjecciones intercaladas con alta dificultad a lo largo de su detallada descripción de los últimos avances y monadas del nenito: “aja”, “mmm...”, “¿siiii?”, “¡queee lindoooo!” “Perdón, pero seguramente a la abuela del nene le alegraría mucho recibir tan minucioso reporte de actividades—, pienso para mis adentros, contando en segundos los minutos que lleva mi linda vecina sin parar de hablar. Esta situación se repite infaliblemente cada vez que nos encontramos, sin importar si el interlocutor (es decir, la que escribe), tiene prisa, quiere ir al baño, está por recibir una llamada importante, o no le da la gana escuchar menudo discurso, y sencillamente tuvo la mala suerte de salir a recoger el correo, justo cuando la vecina pasaba por enfrente. Situaciones como la de mi vecina son muy comunes, así como encontrarse con mapadres que realmente están convencidos de alguna o más de las siguientes premisas: a) Que todo lo que hace su hijo es sobrenatural, y supera las expectativas de cualquier madre dentro de su radio social. b) Que su hijo es adorable bajo cualquier circunstancia, y peor aun que su hija o hijo son el bebé más hermoso que haya pisado este planeta. c) Que realmente la vida las premió con un hijo genio. Por todo lo anterior, he llegado a la conclusión de que los mapadres, pero especialmente las madres, son como la justicia: ciegas. No me tomen a mal, no encuentro del todo nocivo que los mapadres tengamos un profundo amor hacia nuestros hijos, el cual nos dota de algunos superpoderes inalcanzables para los Homos Apaternus (Seres sin hijos o aquellos con incapacidad de amor fraternal): a) Visión Romántica: cuando vemos a nuestro hijo, todo lo que vemos es a un querubín. Sin importarnos que la ridícula foto que le tomamos a los doce meses, con alitas, pelos parados y traje de Adán o Eva, nos va a costar miles en terapias. b) Barrera Anti Proyectiles: ninguna indirecta o directa que cuestione o ponga en tela de juicio la superioridad intelectual y física de mi bebé, podrá convencerme que mi hijo es “normal”, como…todos…. Los… niños. c) Dispositivo Reconciliador: Este es el poder más importante de todos los que adquirimos al ser mapadres y su aplicación más importante la encontramos en la reducción del nivel de tensión con los suegros, especialmente con suegras hipercríticas, ya que la simple existencia de los nietos, nos hace necesarios a los mapadres, convirtiéndonos así en objetos de manejo frágil. Los suegros serán los primeros en buscar tu bienestar por el bien del nieto. Mi problema con la “ceguera” mapaternal, tiene que ver con algo que he decidido llamar: Sobredosis de Autoestima. Más de una vez me he encontrado con niños, ya mayorcitos, hijos de amigos e incluso parientes cercanos, que sin el menor recato, reconocen que son “especiales” y no son “como los demás niños”. Esto es bueno, como todo, sin excesos, porque otros resultados de esta cultura del “ser especial”, es la aspiración a los 15 minutos de fama, que desafortunadamente vemos a diario con muy buenos ratings, en programas tipo: American Idol, o con la imitación de rasgos de personalidad de modelos que no tienen ningún merito ni intelectual, ni emocional, ni mucho menos humano. Ejemplo más visto: ¿Cuántos chihuahuas o máscotas más pequeñas que las pulgas del gato de mi vecina, anda por la calle, atrapado entre las garras de un bolso de mano de diseñador (el bolso puede ser original o copia a elección de la “PET Model” )?. Cualquier persona con un coeficiente intelectual “normal” puede percibir lo ridículo de la imagen, pero sin duda quienes persiguen estos patrones publicitarios, y/o modas, o no les importa o simplemente no alcanzan a comprender el nivel de superficialidad bajo el que están viviendo o peor aún, promoviendo, gracias por supuesto a esta cultura de “Alta Autoestima”, que más bien tendría que llamarse: “Falsa Autoestima”. Los mapadres debemos buscar que los hijos cuenten con los elementos emocionales e intelectuales para ser felices, esa es una de nuestras tareas más importantes e incluye dotarlos de autoestima, pero también es nuestra obligación transmitirles lo que es la responsabilidad y la capacidad de análisis, ayudarles a desarrollar la habilidades que los ayuden a distinguir lo correcto de lo incorrecto, entre lo alcanzable e inalcanzable, entre la realidad y los “sueños”. Pongo los sueños entre comillas, por una razón: aunque abogo por la realidad, creo profundamente que los sueños pueden y deben alcanzarse, pero entendiendo claramente que los sueños no son como la lotería, sacar un numero y esperar a ver que pasa (aunque nunca pase nada, la ilusión es la que prevalece), para alcanzar los sueños, hay que primero evaluar si este sueño es realmente lo que queremos, definir los pasos que debemos seguir para alcanzarlo, y ya alcanzado el sueño , saber qué es lo que vamos a hacer con él. Por lo pronto, la próxima vez que me encuentre con mi vecina, después de saludarla le diré que tengo que llamar a mi suegra, para reportarle la serie de eventos extraordinarios ejecutados esta semana por mi maravillosa minigenio de 18 meses. Por cierto, vecina, a que edad empezó a caminar Einstein? Creo que un poco después que minigenio. Que increíble no?? Gracias por leerme! No olviden dejar su comentario aquí.

martes, 6 de octubre de 2009

¿Un Pequeño error de Polanski?

No tenía planeado escribir esta semana sobre el asunto de Polanski, pero la verdad me ha provocado tanta irritación escuchar los comentarios en pro y en contra de Polanski, mientras al fondo de los hechos y dichos, yacen inadvertidos los errores cometidos por adultos y que después derivan en trágicas consecuencias. No me refiero únicamente a la niña de 13 años, víctima del abuso del director de cine hace 30 años , sino también a la nena inglesa de 3 años desparecida en Portugal el 3 de Mayo de 2007, Madeleine McCann, mientras sus padres cenaban alegremente en un restaurante adyacente al complejo turístico donde sus tres niños, incluyendo Maddie, dormían presumiblemente bajo los efectos de un jarabe para la tos administrado por los propios padres, ambos médicos de profesión, sin la supervisión de un solo adulto de confianza. O el desolador caso de Jaycee Lee Dugard, secuestrada hace 18 años en una parada de autobús, al sur de Lake Tahoe, por el depravado Phillip Garrido. La nena de 11 años, estaba sola en la parada de una autobús. Felizmente, hace un par de meses fue rescatada juntos con sus dos hijas, producto del abuso de Garrido. Y tantos casos más tan absolutamente bizarros y deplorables que se ven diariamente en los noticieros y diarios alrededor del mundo, y aquellos que se viven en el secreto más doloroso, o peor aún, tantos otros donde las víctimas no sobreviven para contarlo. En todos estos ejemplos [sin dejar de lado la absoluta culpabilidad de los depredadores de menores] mi pregunta más punzante es: ¿Dónde estaban los padres? En el caso de Polanski, no me alcanza mi comprensión para imaginar bajo qué contexto, una madre puede dejar en manos de un hombre entrados en los 40’s, a su hija de 13 años, para “tomarle unas fotos para Vogue Paris”. ¿No sería lo normal en cualquier madre en su sano juicio, acompañar a su hija, y nunca dejarla sola en tales circunstancias? Samantha Geimer, la menor en ese entonces, estuvo no una vez sino dos veces a solas con el director polaco. Y hasta ahora no he encontrado una sola fuente donde se diga que Polanski era amigo íntimo, compadre o pariente de la familia Geimer, para que se le hubiese dado esa absoluta confianza de dejarle a una hija a solas por horas, en la casa de un extraño, porque ni siquiera era su propia casa, sino la de Jack Nicholson. Quizás en este último escenario, me sería más fácil entender, pues estaría de por medio una confianza traicionada. Aquí, aunque también se ha traicionado esa confianza, esta fue brindada a la ligera, a una persona que no la tiene de facto, como podría ser un miembro de la familia o un amigo cercano. ¿Y los padres qué pensarían?: “Wow mi hija va a ser una modelo internacional, con tan solo 13 años, este buen samaritano tuvo a bien elegir a mi hija, sin ningún interés más que el propio bien de nuestra puberta”.------ ¡vaya mentalidad de chorlito!. El caso de Maddie (Madeleine MCCann), ha causado un circo mediático que me parece totalmente nefasto (como el que está empezando Polanski). En varios momentos de la investigación, autoridades tanto de Portugal como de la Gran Bretaña, así como algunos medios internacionales, han tratado de incriminar a los padres, incluso, como en el caso de los investigadores portugueses, aportando pruebas de ADN falsas para obligarlos a confesarse asesinos de la menor. Aunque las últimas noticias revelan que la noche de la desaparición, alguien habló por mera casualidad con una mujer, aparentemente australiana, quien confundiendo al interlocutor con otra persona, le preguntó a cuenta jarro: ¿Usted es quien me va a traer a mi nueva hija? Posiblemente ya tengan en la mira a esta mujer en Australia, dando nuevas esperanzas de que Maddie se encuentre aún con vida. En verdad espero desde el fondo de mi alma que así sea, que se encuentre sana y salva, y que pronto regrese con el par de estúpidos de sus padres, que es de lo único que se les puede culpar al par de infelices. El caso de Jaycee Lee Duggard es aún más complejo para mi entender, porque bueno, uno podría pensar que no se deja a una menor de 11 años, por la calle tomando autobuses por su propia cuenta, pero aquí, no estoy tan convencida de que los padres de Jaycee tengan un grado de culpabilidad como el que se puede atribuir a los Geimer en el caso Polanski, pero si a otros adultos, encargados de investigar y de ejercer las leyes. He aquí un ejemplo: Policías de la localidad han aceptado que “perdieron la oportunidad” de salvar a las niñas Duggard, tres años antes, cuando un vecino de Garrido le dijo a la policía que el hombre conocido como “Creepy Phil”, era un “adicto sexual” y solía ocultar a menores en su jardín trasero. No sé qué más necesitaban estos guardianes de la ley para por lo menos acercarse a investigar qué estaba pasando, pero bueno otro error que le costó otros 3 años de agravios a Jaycee y sus hijas. Felizmente ya están lejos de las garras de Garrido, y este último junto a su muy sumisa esposa, se encuentran tras las rejas, como debe ser, en éste y todos los casos de abuso a menores. Y lo anterior me regresa a Polanski. Tremenda consternación me ha causado el comentario del Director suizo Otto Weisser, y de donde tomé el título de esta columna: “ (Polanski) es un chico brillante, y cometió un pequeño error hace 32 años. Qué vergüenza para Suiza”. (Refiriéndose a que el arresto se dio en el pequeño país rey de la neutralidad política). Hay una petición en Internet, firmada por un centenar de estrellas en las que se incluyen a Martín Scorcese, Woody Allen y a Pedro Almodóvar”. Muchos de ellos opinan que el “buen” Roman aceptó en su momento su culpabilidad de haber “sostenido una relación sexual inapropiada con una menor”, y que pagó su culpa estando recluido 42 días en una Institución donde fue evaluado por psicólogos, por orden de un juez. En efecto, así fue. Pero lo que no comentan quienes lo apoyan y critican al departamento de justicia, por esta inusual decisión de pedir su extradición para que enfrente a la justicia de los Estados Unidos, es que lo que Polanski cometió fue Violación de una menor, y que antes de que se le dictara la sentencia final, huyó a Francia, para jamás volver a pisar suelo americano. ¿Ya recuerdan que no pudo aceptar su Oscar por la película de El Pianista, hace un par de años? No me extraña de Woody Allen o de Martin Scorcese que lo apoyen, pero si me decepciona Pedro Almodóvar, además por tratarse de uno de mis Directores favoritos, me parece una posición sumamente contradictoria, ya que ha solido criticar a la Iglesia por su constante conspiración para ocultar los múltiples casos de pedofilia que se han dado desde antaño hasta nuestros días. Otras que me decepcionan totalmente son Penélope Cruz y Monica Belucci, y tantas actrices que se han manifestado en contra del turismo sexual, que afecta a muchos países, (sobre todo subdesarrollados), y desafortunadamente las víctimas son siempre menores de edad. ¿Entonces de qué se trata? ¿Queremos realmente proteger a nuestros hijos? O ¿es simplemente una táctica de RP que esta de moda entre las estrellas hoy dia? ¿Se vale que forcemos a las instituciones para que persigan a los pedófilos, siempre y cuando no sean ricos y famosos? ¿Se le va a aplicar la ley a Polanski, como se le aplicó al expresidentes Mexicano Luis Echeverria, por los asesinatos de estudiantes de 1968 y 1971, es decir: puro circo y al final se tocan el corazón con el viejito y no pasa nada? Polanski es un gran creador, un gran Director, y sus películas son geniales. Pero eso no lo exime de haber cometido un crimen, y no debe estar encima de las leyes de ningún país. En conclusión, lo siento mucho pero cuando tienes hijos es muy difícil opinar de otra manera: Polanski debe enfrentar a la Justicia. Gracias por leerme! No olviden dejar su comentario aquí